25.11.17

Tiempo de descuento

Es la ilusión de que todavía podemos ganar, de que podemos ir para el mismo lado, de que abrazarnos victoriosos y hacer feliz a la hinchada, es posible. Es la esperanza de que los sueños se hacen realidad, de que los milagros existen y que aún faltando segundos para que no ocurran, suceden. Ese es el tiempo de descuento en el que estamos, es el preciso corte temporal que nos queda por jugar antes de que el silbato nos anuncie el final.

Poco lugar - o poco tiempo - hay para discusiones estratégicas, acuerdos, rencores, reconciliaciones. Pateamos vos y yo como jugadores independientes de un mismo equipo, lo que nos moviliza es el deseo de ganar, de ver a la tribuna gritar y saltar y nosotros ahí, contentos porque de nuevo, aún cuando parecía que no lo íbamos a lograr, jugamos como un equipo otra vez. Vos con tus pases, yo con mis amagues, vos con tu rol indiscutible de armador y yo, acá, esperándote para hacer el gol. Así es el tiempo de descuento, pateando vos y yo como jugadores autónomos pero hacia un mismo arco, un mismo lugar.

Estamos cansados, presionados, sudados, preocupados, asustados. Pero estamos ahí, en el juego que ninguno de los dos va a abandonar. Entonces la pregunta es, ¿vamos a dar además lo mejor de cada uno, vamos a dejar en la cancha esa pasión y las habilidades por las que fuimos elegidos para estar en esta selección? Lo que nos diferencia es la convicción de que podremos lograrlo y de que nadie más podría hacerlo de la misma manera, ni siquiera aun quizás, de mejor manera. La certeza de que fuimos elegidos para estar ahí, de que decidimos quedarnos y jugarnos la vida por el campeonato.

Es la ilusión de que todavía podemos ganar y la seguridad de que ambos lo intentaremos, ese es el tiempo de descuento que indica el futuro de este equipo. Es el tiempo de descuento, o es el tiempo añadido que nos da una última chance de salir campeones, una vez más.

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