21.7.10

la diferencia

¿Cuál es la diferencia entre sentir y pensar?, me preguntaste. Entonces te dije que no podía explicártelo. Entonces me presionaste, porque sabés que cedo ante la soga al cuello, que soy cobarde para renunciar de manera definitiva a las cosas; solamente me doy por vencida cuando dejan de provocarme. Más insististe, ¿cuál es la diferencia entre sentir y pensar? No tenía palabras, por primera vez en mi vida el silencio era existencial, y del ruido que hacían las ideas, no salía ni una sola explicación. Fue una pregunta seca, concreta, abstracta, ensordecedora. Entonces puse en funcionamiento el armamento de la memoria, pero ni aún así podía responderte. ¿Alguna vez sentí y no pensé? ¿quizás sería algo así como las ganas? ¿y cuántas veces hice lo que tuve ganas sin pensar? Casi ninguna. ¿Vas a decirme? No. No sé. Puedo decirte lo que significa pensar, puedo contarte una a una las sensaciones, la de dolor angustia felicidad amor alegría gloria o pena, puedo describírtelas, todas. Pero no puedo decirte la diferencia entre pensar y sentir porque no sé, creo, cómo se hace para vivir las sensaciones sin palabras. Si escribís este beso, dijiste, es porque todavía no sabés sentir sin pensar. Y entonces esquivé tu boca.

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