3.7.10

droga naranja

Escribió la carta más olvidada del mundo. Nadie, ni siquiera ella, recordaría esas letras difusas que se fueron acomodando, desordenadas, en un papel de cocina para anotar las compras del día.

La tarde era bella y el mensaje era triste, ¿hay angustia más honda que las despedidas? El espejo gigante, el patio soleado, el desorden habitual de la casa…los recuerdos.

Primero una pastilla, después la otra, y el pretérito perfecto de una vida se ahogaba en un vaso con jugo de naranja. ¿Esa era la soga para el destino del pasado? No habría más presente a dónde continuarlo.

Cayó exhausta. El prospecto advertía: sobredosis de zolpidem y clonazepan es igual a deterioros leves o a finales fatales. ¿Cuánta cantidad? Con jugo de naranja la cobardía tenía más propiedades: retrasa el envejecimiento, recupera de enfermedades, ayuda en el crecimiento, ¿con eso era suficiente? ¿Así el trastorno era más higiénico? Lo terapéutico es el dolor…el que se deshace en las razones, pero no en las sensaciones.

Con el último suspiro caminó hasta su cama, la carta quedó en la mesa, y el jaque mate ya estaba cantado. Apenas después de taparse, recuerda el rostro de papá diciendo: “el prospecto decía mantener el medicamento fuera del alcance de los niños; creí que habías crecido.”

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