23.1.18

Nuestro infortunio

Camino a casa, cuando vamos en el auto, a veces preferiría que bajaras conmigo en lo que sería nuestro hogar. Otras veces, desearía no verte más.

Hoy hacemos un buen equipo, pero tan solo de trabajo. Lo que pasa es que te sigo en tus estrategias laborales. Y además te doy seguridad. Pero si nos hubiésemos animado a más después de aquellos besos…

Después de nuestro infortunio nos dimos una tregua. Pero no sé qué es más desdicha, si el amor que se nos frustró en el camino o este amorfo de relación de trabajo con la que nos consolamos.

Quizás amor era una palabra que nos quedaba demasiado grande. Vos simplemente disfrutabas con la paz que te generaba y yo, yo creo que me sentía protegida. Nos gustábamos, lo demuestran claramente las noches que dormimos juntos. Pero no nos alcanzó.

¿Te acordás que me fui de viaje? Llevábamos un tiempo pedaleando esa carrera (conocés perfectamente la historia y tenés mejor memoria que yo). Estábamos por la mitad de la ruta antes de una definición, ni ganadores ni perdedores, solo queríamos un resultado. Entonces viajé, me fui un par de semanas. Sí, sé que recordás perfectamente las cosas que nos dijimos durante la ausencia, las posibilidades que barajamos y que son típicas de la distancia. Pero los kilómetros no un unen relaciones, solo abren reflexiones.

Y volví con tantas palabras que de tanto hablarlas olvidamos besarnos. Nos faltó un beso. Yo soy orgullosa y no hubiese aguantado que me saques ventaja. Vos sos autosuficiente y no hubieses tolerado depender de la obsesión que te generaba. Nos faltó un beso, o ceder. Porque no creo que hayamos sido cobardes, hay que tener más coraje para sobrellevar este híbrido de relación que las diferencias de la convivencia.

Un par de veces a la semana me llevás con tu auto hasta casa luego de cumplir nuestras tareas laborales, un par de veces a la semana me pregunto si estamos haciendo bien.

No sé si alguna vez voy a darte esta carta, o si al menos al pasar te sugeriré estos sentimientos. Es que nuestro infortunio, esa relación que no supimos construir, nos sumió en una pobreza desesperada. Y buscamos un remedio. Pudimos haber sido medicina pero creamos nuestra propia enfermedad, y la manera de pasar el dolor, sin sanarla. En este infortunio vivimos vos y yo, así hacemos grandes cosas, excepto algo para nosotros dos.

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