3.10.11

la mejor manera (de decirlo) - fragmento

Aún cuando adhiero a ese grupo de personas que ponen títulos a las situaciones, a las cosas, a las relaciones y hasta a los sentimientos. Aún cuando me he pasado la vida armando categorías y atajos para pasar a otras cuando algunas ya no me convenían. Aún cuando suelo construir inquebrantables estructuras mentales para definir lo que en realidad sucede en la piel. Aún así, no he podido acomodar mis ideas y sus conceptos esta vez. Sucedió anoche, pero lo noté esta mañana.
Anoche me caí de la cama, y junto a mi se cayeron los kilómetros andados durante todos estos años en la trama ascendente del tiempo. Y después del terremoto, una lluvia me dejó varada al principio de todo, como en esa canción que me cantaba mamá, de Witsi la araña (Witsi witsi araña tejió su telaraña, vino la lluvia y se la llevó). Sólo que esta lluvia, además, me borró el camino.
Los indicios que anteceden al complejo mundo de la incertidumbre, no se escuchan. Son anticipos silenciosos de lo que está por venir, el titubeo. La falta de certezas es como estar enamorado, estás perdidamente desconectado del mundo.
(...)

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