22.8.11

censura

Es como cuando el doctor me prohibió la nicotina.
Más lejana la posibilidad, más cercana la urgencia.

Apuro de sentirte adentro, áspero y sucio como el propio humo.

Es paradójico, sos una bocanada de oxígeno en el costado rancio de la vida.
Pero tu condición adictiva hace daño, o al menos me duele necesitarte.

Tendré que inventar algún recurso para tenerte cerca desde lejos.

Suelo sentarme al lado de un fumador y disfrutar un cigarrillo sin tocarlo.
Mientras me pregunto si el amor al prójimo y el propio son excluyentes.

Esta noche obedecería al pecado por unas horas de tu sudor.
Esta noche gritaría hasta que vinieras a buscarme, de tanto necesitarte.

1 comentario:

Marina.- dijo...

me encanta, lo he leido ya muchas veces y cada vez me gusta más.