Es como cuando el doctor me prohibió la nicotina.
Más lejana la posibilidad, más cercana la urgencia.
Apuro de sentirte adentro, áspero y sucio como el propio humo.
Es paradójico, sos una bocanada de oxígeno en el costado rancio de la vida.
Pero tu condición adictiva hace daño, o al menos me duele necesitarte.
Tendré que inventar algún recurso para tenerte cerca desde lejos.
Suelo sentarme al lado de un fumador y disfrutar un cigarrillo sin tocarlo.
Mientras me pregunto si el amor al prójimo y el propio son excluyentes.
Esta noche obedecería al pecado por unas horas de tu sudor.
Esta noche gritaría hasta que vinieras a buscarme, de tanto necesitarte.
1 comentario:
me encanta, lo he leido ya muchas veces y cada vez me gusta más.
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